La pandemia que nos azota y que convive y convivirá con nosotros, ha provocado la mayor crisis económica y social de nuestro mundo conocido. Ha creado un contexto tan diferente, que no existe ninguna carta de navegación que nos ayude con las claves para la supervivencia de empresas, organizaciones o Gobiernos.

El mar por el que navegamos los ciudadanos es tan bravío y la tormenta, tan persistente, que el liderazgo de los llamados a tomar las grandes decisiones se antoja vital.  El reciente informe publicado por Villafañe & Asociados sobre la visión de los ceos iberoamericanos en relación al covid-19, pone de manifiesto que cerca de un 40% espera descensos de entre un 30 y un 60% de la facturación de sus negocios. La OCDE recoge que las 20 economías más ponderosas del planeta -excepto China- cerrrarán este ejercicio con un PIB negativo de entre el 2,9% y el 11,5%. Tampoco es cuestión de resarcirse en las cifras ni en el complejo futuro; pero es un hecho que las compañías y sus líderes se han visto obligados a evolucionar más en seis meses que en los últimos seis años.

En este escaso periodo de tiempo hemos visto como los líderes han eliminado todo lo que no aportaba un valor esencial. Además de mantener lo imprescindible ha sido necesario identificar y activar las oportunidades que siempre crea una gran crisis; y si saber qué parar y qué activar es importante, saber cuando acerlerar todavía lo es más.

Con motivo de la pandemia, toca hacer más con menos. Se ha convertido en un asunto clave analizar y escuchar cuáles son las nuevas necesidades, prioridades y expectativas de los grupos de interés de las compañías.

Para empezar, se ha recuperado el propósito exigible a cualquier organización. Tener un buen producto a un buen precio es un axioma del siglo XX y ya no es el único valor diferencial. Sólo serás elegido si eres realmente respetado y admirado por todo lo que haces pero, sobre todo, por cómo lo haces y por cómo lo hayas contado.  

Gestionar la reputación con un ennfoque multistakeholder en época de pandemia e introducirla como driver de negocio marcará por tanto la diferencia en muchas compañías por varias razones. Los CEOS aseguran, según el ultimo informe de V&A, que los empleados y clientes pasan a ser más prioritarios que nunca, por encima incluso que la continuidad de negocio -si los primeros no están alineados con el propósito corporativo y objetivos reputacionales y de negocio, no se conseguirá lo segundo-.

Estamos ante un nuevo liderazgo que gana por tanto  protagonismo hacia el interior de la organización: “se fundamenta en la cohesión y alineamineo de los colaboradores en la que el liderazgo actúa como catalizador de la recuperacion”, -lo citan como primera prioridad cuatro de cada 10 ceos-.

También es un liderazgo que asume el rol de la sostenibildiad de la empresa con la sociedad para que se identifique como “empresa ciudadana”; y es multistakeholder, -estos dos últimos preceptos son la prioridad número uno para tres de cada diez ceos-.

Al igual que un velero debe arriar velas cuando la tormenta arrecia, también debe intentar mantener el rumbo e incluso avanzar para evitar perderse o acabar en el  fondo del mar. El nuevo liderazgo debe ajustar la navegación al contexto.

El 40% de los ceos iberoamericanos reconoce la necesiaria flexibilidad laboral y el teletrabajo y el gran dilema está en maximizar o minimizar la actvidad económica -porque así opinan por igual el 26% de estos líderes-. Esta es sin duda la gran incógnita ya que si prevalece la minimización del riesgo y se decide parar el barco; frente a encontrar el equilibrio que también incluye activar y acelerar nuevas cosas, la recuperación será muy lenta y arrastrará a muchos.

Reivindiquemos por tanto la prudencia necesaria en este contexto pero asumamos también que las olas se surfean sí o sí porque si no te engullen. Es tiempo de líderes valientes, responsables, confiables, eficientes, cercanos y sociales; que analicen que cambia y porqué en sus grupos de interés y que adapten desde la flexibilidad sus organizaciones para mantener la licencia social que les otorga el liderazgo.  

Los líderes deben reivindicar el propóstio de sus organiaciones, poner a las personas en el centro, saber acertar en sus decisiones, donde recortar, que activar y que acelerar e incorporar más que nunca la reputación como driver de sus negocios para alinearse con las nuevas necesidades, el nuevo mundo, y que sus compañías sean las elegidas.

Todo ello deberá ir acompañado de una comunicación veraz, que responda a la realidad de los hechos y que sea inteligente por utilizar el canal adecuado para cada grupo de interés. El mensaje debe adaptarse a cada audiencia y tener la capacidad de llegar a quien se debe llegar, haciéndolo además de forma alineada con las expectativas porque su cumplimiento en los tiempos que vivimos no sólo te darán el reconocimiento, si no la supervivencia.