Estoy disfrutando mucho de mi cumpleaños que es hoy, entre otras cosas porque, desde primera hora de la mañana, las redes sociales en las que tengo perfil y las diversas aplicaciones de mensajería que, por defecto, me acompañan, me han recordado que «son bastantes los que te recuerdan» valga la redundancia. Las felicitaciones han sido de todo tipo; desde un simple gesto de complicidad al más efusivo de los abrazos, pero todas han sido muy bien recibidas.
Los mensajes de felicitación han llegado de amigos, familiares, conocidos, admiradores e incluso detractores. La casuística ha sido variada en cuanto a su contenido y canal. Han llegado por SMS, Whatsapp, linkedin, facebook y a través de mi email personal y profesional; hasta he tenido dos besos en el desayuno… Alguno era en formado video, audio e incluso me han llamado por teléfono. A estos últimos deciros que no hagáis caso a los que os consideren nostálgicos y/o tradicionales; yo también lo hago y para mí «es lo más cercano».
Dicho esto, no coincido en absoluto con los que argumentan que las redes sociales han enfriado o convertido las relaciones humanas en simples golpes de clicks. Un «me gusta» no es la mayor muestra de amor posible; o quizás sí, depende… El mundo es más global, interconectado, democrático, transversal y compartido que nunca y no asumir esa nueva realidad es vivir en la burbuja de una comodidad mal entendida, de un anonimato que aisla y que te hace perder muchas referencias claves.
Sentirse especial, admirado, querido o simplemente recordado es el nuevo paradigma para entender que la interconexión digital no es ya una opción; es la única opción. Las redes no significan que tengas que estar dispuesto a ver todo y a atender a todos porque, simplemente es imposible, pero en ellas puedes encontrar toda la información necesaria para establecer un databoard informativo a tu medida.
Ni que decir tiene que también puedes crear tu círculo de relaciones a medida, inimaginable hace sólo unos años. Que te feliciten desde Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Costa Rica o Méjico te colma de satisfacción… al final y al cabo no es más que un golpe de click, pero al llegar de tan lejos, entiendes mejor la globalización.
Finalizo con una reflexión vinculada a mi querido mundo corporativo. Cumplir años es algo tangible pero también lo son las tecnologías que dimensionan esta nueva realidad en el siglo XXI. Las empresas lo saben. Sus clientes son más influenciadores que nunca y hay que relacionarse con ellos de forma personal. Hay que entenderlos de forma aislada, comprender sus necesidades y hacer que se sientan diferentes porque realmente lo son. Estamos en la era del engagement; de asumir que las relaciones se deben trabajar más que nunca para influir, convencer, para ser el elegido y conseguir que tus marcas tengan alma, porque esa es la única forma de llegar a tus emociones.
Tengo cuenta bancaria en tres entidades financieras diferentes y aunque los depósitos son «similares y nada llamativos» un director de oficina de una de esas entidades me ha llamado personalmente por teléfono para felicitarme por mi cumpleaños; otra entidad me ha enviado un sms tipo de felicitación: Sr. Cebrián feliz cumpleaños, lo que tampoco ha estado mal; pero la tercera entidad, Dios mio, la tercera… se ha olvidado completamente de que hoy es mi cumpleaños !!!!. Hasta las 12 de la noche de hoy tiene tiempo para enmendar su error o perderán definitivamente mi engagement :-).